Hubo que esperar hasta el 8 de marzo de 1975 para que las Naciones Unidas reconocieran y celebrasen por primera vez el Día Internacional de la Mujer. Pasaron más de 100 años para que las luchas de aquellas mujeres obreras textiles vejadas y reprimidas en la huelga de 1857 reclamando por la reducción de la jornada laboral fueran reconocidas, pasaron más de 100 años para que aquel fatidico Febrero de 1908, en el que murieron quemadas 130 mujeres en la Fábrica neoyorquina Cotton fueran reconocidas; sus reivindicaciones eran simples y justas: conseguir una jornada laboral de 10 horas, salario igual que el de los hombres y una mejora de las condiciones higiénicas. Dos años más tarde, en plena época del funcionamiento de la II Internacional Socialistas, se convocó en Copenhague una reunión de mujeres, en la que la revolucionaria alemana, Clara Zetkin, propuso celebrar, el 8 de marzo en recuerdo de la muerte de estas trabajadoras y denominarlo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Tuvieron que pasar casi 100 años para que en 1994, en los EEUU se comenzara a celebrar el día Internacional de la Mujer.
Sin lugar a dudas hoy el Movimiento Internacional de Mujeres está cambiando el mundo, mujeres urbanas, mujeres rurales, mujeres originarias y mujeres migrantes, mujeres criollas, mujeres nativas protagonistas de los procesos políticos, sociales y económicos, su trascendencia siempre ha sido más importante que la destacada por los libros y por lo que nos han enseñado. Mujeres capaces de cargar sobre sus espaldas todo el peso de la historia.
Vaya un reconocimiento y un profundo respeto por sus luchas, sea cual fuere el lugar a partir del cual se construyen sociedades y lugares comunes, y vaya en especial un saludo y un profundo respeto y compromiso por las mujeres rurales, esas que con su sudor están hoy en los territorios rurales construyendo sociedad justa, libre y con derechos para todos y todas. Hoy el mundo debe alcanzar la verdadera igualdad, sin embargo, es imprescindible que todos y todas nos exijamos la responsabilidad que nos corresponde para que seamos capaces de implicarnos de manera efectiva en una lucha que nos concierne por igual y no solo el 8 de Marzo, sino todos los días de nuestra vida.
En especial vaya un reconocimiento a las mujeres de nuestra patria, y a lo que ellas dijeron cada vez que pudieron hablar y ser escuchadas, en especial hoy que padecen los efectos de las políticas neoliberales que afectan a nuestra sociedad, desde el IDRAF, saludamos con respeto y admiración por el ejemplo de sus luchas a todas!!